La primera debería realizarse a los 5.000 kilómetros, la segunda a los 10.000 y a partir de ahí, más o menos, repetirlas cada 15.000 o 20.000 kilómetros, según marque el libro oficial del vehículo o lo recuerde el propio coche, de hecho.
En los modelos actuales, el ordenador de viaje indica al conductor los periodos de revisión aconsejables e incluso los adapta en cada caso en función del estilo de conducción y de la exigencia a que se somete a la mecánica.
Como norma general, se recomienda cambiar el aceite del coche cada 15.000 kilómetros o cada año, lo que ocurra antes, siempre que tu coche se haya fabricado después del año 2000. Si se ha fabricado antes, lo normal es cambiarlo aproximadamente cada 10.000 kilómetros.
Recuerda que esta es una cifra orientativa. Factores como el tipo de motor, el tipo de aceite, el uso que hagas de tu vehículo o su antigüedad hacen que esta cifra aumente o disminuya, en algunos casos de forma considerable. Por eso, tu primera opción debe ser siempre acudir a la información que te dé tu fabricante.
Para saber cuándo ha llegado la hora de cambiar las ruedas de tu coche, basta con tener sentido común y ser un poco observador. Para echarte una mano, he aquí una lista de las cosas en las que hay que fijarse:
Los fabricantes de coches establecen unos intervalos para realizar el cambio de la correa. Esta información la encontrarás en el manual de propietario del coche en cuestión. Este intervalo puede oscilar entre los 65.000 km y los 150.000 km.
No obstante, estas cifras son meramente indicativas, teniendo en cuenta unas condiciones normales de conducción. Sin embargo, si sueles conducir en entornos urbanos, es recomendable que acortes el kilometraje en un 20% pues la correa seguirá funcionando aunque el coche esté detenido en los semáforos y pasos de peatones.
Aunque no hayas recorrido muchos kilómetros, los fabricantes recomiendan igualmente revisar la correa de distribución cada cinco años en busca de muescas, grietas o decoloración que indiquen un desgaste.
Todo dependerá de tu tipo de conducción y de factores como cuánto conduzcas por entornos urbanos, que generalmente obligan a activar más a menudo el mecanismo de frenado de tu vehículo.
Por lo general, el cambio de pastillas delanteras suele efectuarse cada 60.000 kilómetros y en el caso de las traseras, cada 120.000.
Si hablamos de los discos, estos tienen un nivel de resistencia superior, debiéndose sustituir aproximadamente cada dos cambios de pastillas. Así, se recomienda cambiar los discos de freno delanteros cada 120.000 kilómetros y en el caso de los traseros, en torno a los 200.000. Pero esto es muy relativo y depende mucho de cada coche y de cada conductor por eso te recomendamos hacer un diagnóstico de tus frenos cada año o cada 20.000 km aproximadamente para asegurarte que todo esta bien
Hay varios factores que afectan al correcto funcionamiento de un amortiguador y son el estado de la carretera, la carga del vehículo, el kilometraje y el desgaste que van produciendo en el vehículo las altas y bajas temperaturas, así como la humedad. Todo combinado va mermando la capacidad de actuar de este elemento tan importante en la seguridad vial.
Como su desgaste no es perceptible a simple vista, los expertos recomiendan realizar revisiones como máximo cada 20.000 kilómetros, aunque desde Talleres El Granero siempre aconsejamos realizar un mantenimiento preventivo al menos una vez al año.
El cambio de amortiguadores se produce a partir de los 65.000 kilómetros de un vehículo, sin superar los 90.000 kilómetros. Además, es aconsejado hacer el cambio por ejes, es decir, cambiar los dos amortiguadores del eje delantero a la vez o los del eje trasero al mismo tiempo.